Zen tiene una fuerte influencia en el desarrollo de las artes marciales japonesas. Esencialmente, el Zen y las artes marciales tienen el mismo espíritu, la misma esencia.

Hace varios siglos en Japón, el Zen influenció de manera profunda el desarrollo de artes marciales como el Kendo, el Kyudo, el Judo, el Aikido, y posteriormente con su llegada desde Okinawa, el Karate. En el Japón antiguo, el Zen tuvo un impacto importante en los guerreros samurái, y fue ampliamente adoptado como su religión oficial. Los samuráis consiguieron la perfección en las artes marciales como kenjutsu, kyujutsu u jujutsu a traves de la práctica de zazen. El zazen se canaliza en Karate Do a través de Mokuso y forma parte de todas y cada una de sus técnicas. 

 La práctica del Zen fue ideal para el estilo de vida samurái, como una forma de énfasis en el auto control, la vigilancia y la quietud ante el rostro de la muerte. A consecuencia de esto, el zazen es invocado en la religión de los samurái, incluyendo al gran maestro Miyamoto Mushashi y algunos de los 47 Ronin, que fueron adeptos de Zen. El Bushido, como código de conducta samurái, encontró sus orígenes en el Zen y el Shintoismo. Muchos conceptos budistas como el control de las emociones, la aceptación de lo inevitable y el autocontrol en la cara ante cualquier acontecimiento, fueron muy influyentes en el desarrollo del Bushido. El budismo también inspiró a los samurái a intimar con la muerte, eliminando la importancia de posesiones materiales. Así, los conceptos budistas formaron parte del corazón y el alma del Bushido. En el mundo occidental mucha gente practica las artes marciales como un deporte, sin el espíritu original Zen del Budismo. Sin una fundación en el Zen, difícilmente se puede entender la extensión completa de la filosofía de las artes marciales. Sin el Zen, la práctica de las artes marciales se convierte en una práctica sin significado, y no deja de ser un deporte como el fútbol o el baloncesto. Evidentemente no hay nada de malo en los deportes, pero son sólo juegos que funcionan como una forma de diversión y en cierto modo de salud. Sin embargo, la tradición del Budo o de las Artes Marciales japonesas y okinawenses es una dimensión mucho más alta y ciertamente mucho más que un juego o un deporte. El Budo es el camino para encontrar la paz y el autocontrol. Es una enseñanza que te permite entender perfectamente la naturaleza de tu propio cuerpo y mente, y crecer espiritualmente como ser humano. Fuente: Zen Buddhism